Es Sacerdotal, porque por medio del bautismo recibimos la gran bendición de  ser sacerdotes, profetas y reyes (Cf. 1° P. 2, 9); por tanto, quienes conformamos la Congregación deseamos ser parte activa de la Iglesia de Cristo, con eficacia y valentía; en nuestra Congregación existen dos variantes para vivir este deseo, ellas son parte estructural del movimiento: los obispos, sacerdotes y diáconos (clero) y los laicos comprometidos (cristianos fieles al Señor y a la Iglesia), diferenciados en miembros activos y miembros directivos, todos iluminados por la palabras del Maestro: “Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos” (Mc.10 44-45). Teniendo un papel decisivo y con autonomía, desarrollando la unción sacerdotal, sea como clérigos o como laicos, todos bajo los mismos principios y proyección espiritual.